CENA EN YANTAR

Ubicado en la cuadra gastronómica de los Palos Grandes se encuentra ya desde hace algún tiempo el restaurant Yantar, la cocina está a cargo de dos de sus propietarios Enrrique Limardo y su esposa Tatiana, un lugar de los mejores de Caracas que de alguna forma teníamos olvidado.

En nuestra última visita a Yantar estaba en plena remodelación por lo que el salón principal estaba cerrado y luego intentamos en Agosto pero creo que esa semana habían dado vacaciones colectivas.

El está totalmente distinto, el salón principal quedó precioso, súper lujoso, el aire acondicionado funciona a millón pero eso no representa problema alguno ya que pueden bajar o subir la temperatura a comodidad de los comensales, de hecho lo reseño como una virtud o ventaja no como un defecto.

La variedad de platos ofrecida es tan amplia y tan apetitosa que aún con nuestro menú de degustación quedaron platos que parecieran obligatorios probarlos.

Para iniciar la jornada nos recibió Ingrid, la Sommelier, como quisimos iniciar con burbujas nos orientó hacia un cava rosado, Castell de Vilarnau, tiene un color que te impacta, ya que realmente no es rosada, es de una tonalidad un poco más rojiza, lo cual en lo particular me agradó. Al parecer este color tan intenso se lo da una tercera cepa, llamada trepat que fue ya aceptada en la denominación de origen; todo esto por supuesto explicado por Ingrid.

En la sala nos atendió Adrian de manera inmejorable, de hecho él mismo nos propuso los platos para la degustación, donde luego de intercambiar algunas ideas llegamos a la conclusión definitiva.

Iniciamos con un abreboca cortesía del Chef, que consistía en una crema de calabacín con un aceite de cilantro, muy pero muy buena.

Continuamos con un plato con nombre muy curioso pulpo más pulpo, compuesto de terrine de pulpo, pulpo en escabeche y tentáculos, la presentación inigualable, me recordó mucho un restaurant muy simpático que fuimos en París llamado Ze Kitchen.

Como segunda entrada vino un chorizo con caracoles y churros de yuca, muy bueno y mejor aún al mezclarlo con una salsa, parecida a un mojito, que fue servida en un shot, de hecho son dos platos distintos con o sin la salsa.

Como tercero taco de foie tibio, cocción perfecta pero digo en serio perfecta, acompañado de una ciruela confitada y una salsa al lado de yogur, ese decidimos acompañarlo con un cosecha tardía, Ingrid una vez más nos recoemendo un Anakena armonía inmejorable y la temperatura del vino al igual que la del cava impecable.

Para nuestro primer principal nos seleccionamos un pescado denominado "Hash Brown", cubierto en una de sus caras con finos hilos de papa acompañado con un mezclum de brotes de lechuga, lonjas de zanahoria y salsa tártara

Finalmente cerramos con un cochinillo perfectamente ejecutado, la piel totalmente crocante tipo galleta, por dentro muy suave y magro, acompañado de un puré con queso de cabra y una terrine de chorizo.

Ingrid nos sugirió un tannat de Laborum para armonizar con el plato, este vino está extraordinario, perfecto para ser tomado, elaborado por María Isabel Mijares, es equilibrado, redondo, no tan tánico como suele ser los caldos con esta cepa sin embargo tiene mucho cuerpo, una excelente combinación.

De postres mandaron en una cuchara de porcelana compota de manzana y helado de vainilla, para finalizar con unos petit fours.

De verdad que la cena fue al estilo de las mejores degustaciones que hemos probado, hay que volver y si se repite la experiencia estaría claro, como ya lo está para mi, que no es casualidad en cuyo caso habría obligatoriamente que regresar y si el nivel se mantiene sería imprescindible mudarse al edificio de al lado para vivir metidos en Yantar.