Por lo anterior dicho, se pueden imaginar cómo estuvo el evento. El menú estuvo compuesto por 14 mini platicos: chupe de camarones (toda la vida pensé que nunca alguien iba a superar el de mi mamá pero me equivoque), ceviche clásico, tiradito de lenguado con masago, tiradito de atún Nikkei con pepinos encurtidos, causa de pulpo con botijas (aceituna peruana) líquidas, ceviche de camarón con espuma de parchita y ají amarillo, chicharrón de calamar en salsa ocopa (es como la salsa huancaína pero con un ingrediente que se llama huacatay), ceviche de magret de pato con salsa de naranja, rocoto relleno (mi favorito), anticuchos de foi gras con ají huacatay, lomo saltado (no se dice salteado porque los chinos que viven en Perú no pueden pronunciarlo así), pan con chicharrón, sorbete de chicha morada con gomitas de pisco sour y picarones "bajo el puente" (se llama así porque esto se comía bajo el puente del Rimac, que es un rio limeño).
Para en evento también decidieron preparar un trago, "coca sour", que es como el pisco pero con una infusión de hojas de coca, estuvo sensacional.
Una de las explicaciones que Bernardo me dió fue de dónde vinía la "causa" y me pareció bastante interesante por eso quiero transmitirlo.
Todo sucedió allá por los tiempos de la guerra con Chile, en que las valerosas mujeres peruanas pensaban en alguna manera de ayudar a aquellos soldados que defendían su patria. Se organizó entonces una recolección de lo que voluntariamente pudiera darse, logrando acopiar: maíz, alverjas, zanahorias, entre otros; infaltable por supuesto la papa. De todo ello surgió la idea de crear un nuevo plato que pueda ser vendido y que ayude a solventar el auxilio necesario. Se cocinó la papa, se prensó, se aderezó con ají, limón y aceite. Se logró una masa homogénea que pudo ser rellenada con ingredientes diversos. El resultado se comercializó a través de las vianderas limeñas que la ofrecían "Por la Causa", por la causa limeña, naciendo así el delicioso plato que hoy asombra a muchos. Platillo que por su sencillez y variedad ha logrado sobrepasar las fronteras peruanas, haciéndose irresistible.
Luego de esta comelona, nos quedamos un rato más conversando en eso pasó Carlos García caminando por enfrente del restaurant y entró a saludarnos, hablamos un ratico con él y se marchó.
Después decidimos irnos a Mandalas (que es de la misma gente de Shayará) porque pusieron unas pantallas para ver los partidos. Es un café muy agradable, con un diseño espectacular, el piso de arriba es transparente por lo que mosca con las faldas.
Llegamos al restaurant y estaba Martín, el chef, quien nos envió unos platicos para que probaramos algo de su cocina (uy más comida, por eso estoy gorda).
Mandó unas cosas increibles, lo que más me llamó la atención fue los tequeños líquidos, sí, líquidos algo genial, no lo podía creer, demasiada imaginación tiene este chamo. Tambien nos mandó unos rolls, que estaban demasiado buenos, quede a explotar por supuesto, pero no podía dejar de comer, todo estuvo impresionante.
Al momento de pedir hielo para los tragos, Bernardo (quien también estaba en Mandalas) nos trajo y que una hielera molecular, demasiado fino pero cero funcional, era hielo con nitrogeno líquido y por eso se pegó todo y no podía separse.
Otra diversión nueva de este sitio es una mesa de futbolito, donde muchos de los comensales se paraban a jugar y así el ambiente era totalmente acorde con la Copa América, por eso me parece que es un local interesante para ir a ver los partidos.
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