Cuando entrás a este Restaurant piensas en irte, su decoración esta deterioradísma, las paredes sin pintura y los manteles no en muy buen estado (sí están limpios). Lo único que adorna el local son unas peceras que están colocadas como cuadros y le dan un toque diferente y algo de color al sitio.
Apenas llegas te aborda un capitan que casi ni le entiendes, un chinito muy simpático que hace que te provoque quedarte. Tanto nos agradó el señor que logró que comieramos ahí.
Vimos la carta, la cual es muy amplia, consigues de todo (a veces hay avalones) y empezamos a ordenar. De entrada pedimos unos Dim Sam surtidos al vapor. Estaban realmente buenos sólo 1 no nos gustó (eran 6 tipos). Luego ordenamos por recomendación del capitán una cuajada de soya 6 sabores, la cual me fascinó, unas vieras en salsa de caraotas que tenían la cocción perfecta y un agradable sabor y unos tallarines singapur (no me gustaron tanto, le faltaba sabor).
Como ya es costumbre nos quedamos horas en el sitio y eso que éste no te invita a pasar más de un par de ellas allí. Más tarde pedimos una sopa wan ton que para ser sincera no estaba mal pero me he comido otras mucho mejores.
Después ordenamos un par de arroces que me convencieron que el sitio es riquísimo, creó que estaban hechos al momento (por lo menos eso era lo que parecía) y su sabor era impresionante, no nos equivocamos al tomar la decisión de quedarnos a comer allí, todo estuvo muy agradable, el servicio bastante bueno y la comida espectacular. Lo único es que el sitio es muy feo.
AV. PPAL. DE LAS MERCEDES QTA. DIANA URB. LAS MERCEDES, AL LADO DE MAMA MÍA.
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