sábado, 14 de julio de 2007

UN EXTESO DÍA GASTRONÓMICO

Comenzamos almorzando en Shayará, un menú de degustación de 9 platos (dos de ellos postre), empezaron con unas hojuelas chinas con emulsión de soya y pimentón asado, grissinis con chispas de parmesano, bombones líquidos uno de butifarra y otro de manchego, pulpo a la gallega con aceite de trufa, pasta Cipriani a la capresa con caviar de albahaca, pez espada al vapor con teriyaki, cordero en salsa de chocolate y emulsión de avellana. Luego los postres, un sorbette de frutas cítricas y una mini marquesa deconstruida de chocolate.

Shayará está con esta nueva iniciativa (creo que es el primer sitio en Venezuela que tiene esta propuesta) hacer un menú dirigido todos los días diferente, es decir, ya no va haber carta si no que se come lo que el Chef, Eduardo Moreno, diseñe para la degustación. Me parece una buena idea, un menú único donde se probarán varios sabores que sorprenderán a más de uno como me pasó a mi.

Después de salir de allí fuimos junto a Eduardo Moreno a El Vino Toma Caracas, en el Centro San Ignacio, llegamos como a las 6:30 compramos nuestra tickera, nos dieron las copas y empezamos a visitar los stands. Nos conseguimos con Alex Arcas y Carmen Mosquera (dueños del restaurant Miró) con quienes recorrimos gran parte del evento.

Me pareció muy mal organizado, ya que supuestamente comenzaba a las 6:00 y a la hora que llegamos no había hielo y por eso no podías probar los vinos ya que no los tenían a la temperatura. A parte de eso algunos de stands ni estaban montados y las promotoras de las casas de vino no tenían ni idea del producto que ofrecían.
Debido a todo esto tomamos la determinación de irnos sin probar nada, la situación era inmanejable. Como estabamos en hora pico y la cola seguro iba a ser impresionante, decidimos conocer el restaurant Ganadero Grill que queda ahí mismo en el Centro Comercial.
Subimos al local, es muy bonito pero lástima que el servicio sea tan malo. Tienen una carta super extesa de vinos (quizas una de las más grandes de Caracas) aunque tuvimos la mala suerte de que los 3 vinos que ordenamos no los habían.

Pedimos un par de vodkas y el mesonero que nos estaba atendiendo no tenía ni idea de que marcas tenían, de verdad no sabía ni donde estaba parado. Después de esperar mucho por los tragos trae los vasos con hielo granizado (parece como si lo metieran en la licuadora) y yo le dije que me lo cambiara por unos más enteros.

Su respuesta fue NO, ese es el hielo de los tragos. Traté de explicarle que no era que quería más de su medida que me trajera el hielo entero y me pusiera lo mismo, que el problema es que el trago se daña porque se pone aguado muy rápido. Fue imposible convencerlo, me lo tuve que calar así (también fue culpa mía en no irme pero estaba amarrada por el tráfico insoportable de la ciudad).

Luego ordenamos unos quesos llaneros que también se demoraron como si los buscarán en la finca (contamos por reloj 35 min), pedí guasacaca y picante lo cual llegó casi hora del postre y un pitillo que jamás apareció. Realmente el servicio es muy deficiente. Gracias a Dios que el tiempo se pasó rápido y a las 9 nos fuimos.

Como nos habíamos encontrado con Alex y Carmen arrancamos rumbo hacia Miró donde la pasamos excelente, casualmente nos encontramos a Eduardo Moreno de nuevo.
Picamos varias cositas, una mejor que otra; capresa Miró, la ensalada Carmen (un invento que no aparece en la carta), queso frito, bombones de morcilla con menta, etc.
Estuvimos conversando hasta las 5 am, es que gente así hacen que uno pase un rato increible.

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